Una vez que hayas disfrutado el estilo y la sofisticación de Melbourne, dirígete hacia la península de Mornington. A sólo una hora en auto, vale la pena visitar esta región por sus históricos pueblos costeros que ofrecen comida y vinos regionales, arquitectura digna de verse, aguas termales y formidables playas y bahías.

Sorrento alberga refinados edificios del siglo diecinueve y un sinnúmero de magníficos restaurantes, boutiques y galerías. Mornington invita a pasear por el pintoresco puerto y, del otro lado de la península, Flinders se conserva como una encantadora aldea pesquera del siglo diecinueve. En Cape Schanck podrás disfrutar la espléndida vista del estrecho de Bass.

La gran cantidad de viñedos y huertos escondidos entre las ondulantes colinas de Red Hill y Main Ridge son imperdibles, así como una visita a las aguas termales. La vista desde Arthurs Seat, el punto panorámico más elevado de la península, es inmejorable.